¡Malditos...!

 

 

 

 

 


¡Oh, dioses hambrientos de sangre del hombre!
¡Oh, fuerzas ocultas que regís la tierra!
¿Cuando saciaréis la sed que os embarga,
fomentando guerras?

¡Funestos engendros que alentais la muerte!
¡Marchad a otros mundos llevandoos el odio!
¡Dejadnos tranquilos vivir nuestra suerte!
¡Parad este oprobio!

¡Malditos seais, odiosos intrusos!
¿Por qué con el hombre mostrais vuestra saña?
¡Estais destrozando la hermosa Amalur!
¡Maldita calaña!

¡Jinetes inmundos del apocalipsis!
¡Valquirias infectas, diosas de la guerra!
¡Dioses carniceros que alentais el mal!
¡Iros de la Tierra!

¡Decid la verdad, horrendos farsantes!
¡No existen huríes para el sanguinario,
ni edenes, valhalas, ni dulces amantes!
¡Sois unos falsarios!

¡Vivís de la sangre, hediondos vampiros!
¡Cantais vuestra gloria con vidas truncadas,
de niños y madres lanzando gemidos,
que mueren por nada!

¿Es que acaso somos inmensos rebaños
en manos de seres llegados de fuera
que ordenan, que mandan, que nos hacen daño,
de todas maneras?

¡Oh, paz anhelada que nunca alcanzamos!
¡Ansiamos vivir sin luchas ni muertes!
¡Dejadnos, malditos, que lo consigamos!
¡Que estamos inertes!

¡No inventéis mas dioses que alienten batallas!
Que el Ser infinito que alivia el dolor
no va predicando matanzas canallas...

¡¡Es Dios del Amor!!

 

© Antonio Pardal Rivas

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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