HIJO

 

 

 

 

 


Tengo vívida en mi mente tu carita,
aún recuerdo con ternura el aroma de tu piel.
Todavía me parece que te elevo entre mis brazos hacia el cielo.
Aún recuerdo tu sonrisa, tan dulce como la miel.

¡Cuanto te quise, hijo mío, en los días de tu infancia!
¡Como abrazaba tu cuerpo, fruto de un amor inmenso!
¡Como besaba tu cara y acariciaba tu pelo!
¡De que forma te cuidaba, al verte tan indefenso!

Nunca olvidaré el momento en que tu linda boquita,
emitió por vez primera la más bella melodía,
balbuciendo sonriente, entre tus labios, "pa...pá".
Por mucho tiempo que pase, nunca olvidaré aquel día.

¡Cuanto amor, cuanta entrega yo te dí!
¡Eras mi gozo, mi dicha, mi motivo de vivir!
Por ti, trabaje muy duro, porque nada te faltase.
Mi único premio fue siempre, ver tu cara sonreir.

Han pasado treinta años y aún te quiero con locura,
¡Nunca te fallé en la vida cuando me necesitaste!
Y ahora que me siento viejo y a ti te veo feliz,
Te pregunto, con tristeza...¿Por qué causa me olvidaste...?


© Antonio Pardal Rivas

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VOLVER