No
vayas a creer que te he olvidado
envuelta entre la bruma de un lejano
pasado, recordado tan lozano
que vivo solamente a él aferrado.
No
vayas a pensar que se ha agotado,
barrido por el viento tramontano,
aquel afecto puro que, de hermano,
jugando a ser poeta te había dado.
¿En
qué me equivoqué para perder
la dulce trabazón de tu lealtad,
dejando aquellos lazos corroer?
¿No
hay nada que me cure la ansiedad
y logre tu ternura conmover,
ganando nuevamente tu amistad?
©
Antonio Pardal
Rivas
1-10-08
|