RECONCILIACIÓN

 

 

 

 

 

 

 

Ya pasaron los días de tormento
y se escucha el trinar de la abubilla.
Ya te aguardo, mi amor, en la buhardilla,
ansioso de caricias. Avariento

de tus besos, que saben a polento,
henchidos de pasión. Ya mi rencilla
olvidé con la tierna maravilla
de tus ojos. Ya vuelvo a estar sediento

de beber en tu boca poco a poco
el bálsamo que cure la agonía
que por ti padecí. Y como loco

aguardo desvelado llegue el día
en que vuelvas a ser el dulce foco
que alumbre con su luz el alma mía.

 

© Antonio Pardal Rivas

26-11-07

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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