DISIMULO |
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Cuando
vuelves a casa y te encuentras cansada,
no quiero que aquí halles rescoldos de tristeza que empañen la alegría de la dulce belleza que emana de tus ojos. Y cuando enamorada me
abrazas, sonriente, al fin de tu jornada, ¡Fue
tan grande la dicha que sentimos otrora...! que
atenaza mi pecho como una vil conjura, © Antonio Pardal Rivas 29-10-07
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