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Jaquita de cartón que das la vida
monótona en rotar de cangilones,
sin sueños que enardezcan corazones
ni alfombra que te alivie en la caída.
Y giras con el alma estremecida,
en este carrusel de aberraciones,
al son del trepidar de carillones
con ritmo de salmodia desvalida.
Da vueltas y más vueltas a la noria
al ritmo que te marca su cadencia,
e ignora la razón de tu existencia.
Careces al andar de escapatoria.
Subir, bajar, virar, esa es tu suerte,
y allá, al final, oculta, está la muerte.
©
Antonio Pardal
Rivas
26-09-07
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