Todos
son españoles. Todos, todos.
Pues son hijos de Hispania la gloriosa.
La madre de naciones amorosa
con sangre de celtíberos y godos.
Mas quieren inventar nuevos apodos,
y falsean su historia generosa,
escribiendo otra nueva, maliciosa,
que los cubren de estigmas y de lodos.
Las personas que cambian sus blasones
y olvidan de su sangre las hazañas,
la herencia de sus vástagos mancilla.
Pero quedan guardando los pendones
que orgullosos surcaron las Españas,
los hijos de León y de Castilla.
©
Antonio
Pardal Rivas
21-09-07