Esos 
        ojos que lloran silenciosos 
        presintiendo la pena que me embarga 
        los baña la tristeza más amarga 
        surcados por regatos pesarosos. 
        
        Esos ojos que miran anhelosos, 
        sabiendo que no puedo con la carga 
        de la gran solitud, certera y larga, 
        callados lanzan gritos clamorosos. 
        
        Esos ojos me muestran el enigma 
        del mutismo que envuelve su sigilo 
        guardando la tristeza de un estigma. 
        
        Son el tierno mensaje de un pistilo, 
        ofrenda del más dulce paradigma, 
        que bríndame en silencio manso asilo.
                      
      
        © 
        Antonio Pardal 
        Rivas
        
        2-05-07