HOLOCAUSTO

 

 

 

 

 

Tomaron a los riscos por moradas
en tanto que los hijos se les fueron:
cervatos de gacelas se escondieron
huyendo de las crueles madrugadas.

Ignoran donde se hallan sus camadas,
ni saben si lucharon o murieron,
tan solo aquellos ojos tristes vieron
los restos de sus casas destrozadas.

La tierra removiose por el trueno
de armas que de horror estremecían
causándoles destrozos sin iguales.

Fue un tiempo de locura y desenfreno
do todos sollozaban o morían
a manos de unas fuerzas criminales.


© Antonio Pardal Rivas

17-01-07


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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