BUENOS DÍAS, AMARGURA

 

 

 

 

 

Buenos días, querida amargura...
Hoy lastimas muy fuerte mi mente,
dolorida por esta conjura
que de aprecio me dejó carente.

¿Donde están los amigos de antaño?
¿Los que tanto me hablaban de afectos?
¿Donde se hallan reunidos hogaño?
¿Donde están mis amigos dilectos?.

Buenos días, amada tristeza...
¿Hay alguno que quiera contarme
donde estuvo mi extrema torpeza?
¿Por qué nadie ya quiere mirarme?

Hoy la pena mi pecho rebosa,
recordando aquel tiempo perdido.
¡Vano empeño en hacer tanta cosa,
que han dejado a mi espíritu herido!

Buenos días los que antes libaron
sobre mesas repletas de flores...
Los que, ufanos, conmigo brindaron
por fingidos y vacuos amores.

¡Buenos días, queridos amigos,
que me disteis afectos eternos!
¡Hoy sois fieles y justos testigos
del olvido de lazos fraternos!

Pido al Sumo Hacedor un deseo:
que me alivie el dolor que me aqueja.
Proseguid vuestro gran devaneo.
Y que a mí, en su bondad, me proteja.

© Antonio Pardal Rivas

Agosto-2006

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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