¡ANGELES!

 

 

 

 

 

 

¡Angeles!

¡Entonad la mas bella canción
que jamás haya sido cantada
que ha llegado la excelsa ocasión
a lo largo del tiempo esperada!

¡Angeles!

¡Anunciadnos la gloria de Dios!.
¡Que a la Tierra su Hijo ha bajado,
para darle consuelo y amor
a los pobres y a los desdichados!

¡Angeles!

Que los cielos y la Tierra se unan
alabando su inmensa bondad.
Que los cantos que entoneis reflejen
la grandeza de su caridad.

¡Angeles!

Vuestro hálito eterno proclame,
la armonía de la creación.
Cantad Querubines, Tronos, Potestades,
cantadnos la gloria del Sumo Hacedor.

¡Angeles!

No olvideis al cantar tanta gloria,
al Ser más sublime que Dios ha creado,
y cantad la pureza de su Madre Virgen,
que reina en el Orbe junto al Hijo Amado.

¡Cantad, serafines, dulces melodías,
que, mágicas, loen la Gloria de Dios,
pues hoy, Navidad, ha llegado el día
en que el Hacedor de todas las cosas,
en Belen nació...!


© Antonio Pardal Rivas

Diciembre, 2005

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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