PENA

 




¡Pena mora! ¡Pena mora!,
se lo escuché a Valderrama.
Yo tengo una pena ahora
que ni es mora, ni es cristiana,
es, simplemente una pena
de ver cuerpos en la arena
y pateras destrozadas.
Hombres, mujeres y niños
navegando a la deriva
poniendo en juego su vida
en albas y atardeceres.
Restos de barcas flotando,
cuerpos inertes perdidos,
llanto de niños heridos
que a la playa van llegando.

Por eso la pena mía
es una pena quebrada,
que por una tiranía
a la tierra que querían
han dejado abandonada.
Les prometen bienetar
que pocas veces encuentran,
mientra unos desalmados
en mafias configurados
suman saldos a sus cuentas.




Emilio García del Nido.
11-febrero-2.008.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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