El tiempo, la maldad y la traición
me influyen;
también la esperanza compartida,
la felicidad propia y ajena
y la miscelánea innata
a todo lo natural.
Porque quiero ser poeta
de hechos consumados
y adosar mis sentimientos
al muro inexpunable
de la competencia cotidiana
entre el bien y el mal,
entre la belleza y la deformidad,
entre la paz y el desasosiego.
Trazar líneas separadoras
que los aísle;
cada uno por su lado
sin catalizadores que lo fundan
y, allá cada cual con su conciencia.
Y seguirán siendo mis versos
mis vivencias,
y serán exposición de lo influyente
para que caigan, como moléculas
de aliento, en un campo arado
dispuesto a la siembra.
Y cantaré a la feraz naturaleza,
al amor y al desamor
y hasta al olvido.
Sólo así me sentiré realizado.
Sólo así seguiré siendo yo mismo.
Emilio García del Nido.
8-septiembre-2.007.