A MI AMIGO QUE SE FUE


 


Este poema dedicado a la muerte
de un amigo es una Elegía escrita
en forma de Epístola.




Ausente amigo Pablo:
hace ya tiempo que no veo
tu silueta, aunque joven, encorvada.
Mis ojos, los que un día
se acostumbraron a tu presencia,
echan de menos tu risa melancólica.

Quizás por no ignorar que te aguardaba
el triste fin que hoy se ha cumplido,
fundiste la sonrisa en la tristeza
y, después de ser flor en su apogeo,
lentamente te fuiste marchitando
hasta que la quimera se hizo un hecho
cruelmente real.

En la aglomeración de los recuerdos
que invaden mi cerebro
no acierto a distinguir el más feliz
pues ahora me lo impiden
lágrimas interiores.

Ya te fuiste, te fuiste con tu metamorfosis:
risueño y feliz antes;
callado y melancólico después.
Con la melancolía

del temor y el presagio sostenidos.
Ya los recuerdos
de nuestros juegos infantiles
lapidan la pared en que te apoyabas
en un intento de volver a la niñez,
cuando apenas ventiseis años
eran la suma de tu vida.



Emilio García del Nido.
Málaga, marzo de 1.974.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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