Hoy me siento vacío; me falta vida,
un retazo de vida que en sueños me robaron,
como estrella fugaz pasó por mi sentido
hiriendo de metralla el corazón dolido.
Fue eso; simplemente un beso
que una mujer me diera en la dormida
paz del primer sueño.
Aquellos labios de rosa entreabierta
dejaron en mi boca sabores escondidos
en recónditos lugares de mi alma
que yo ignoraba que hubieran existido.
Si ese beso hubiera sido
felizmente real y consentido
hoy no tendría palabras de nostalgia
de un amor que no es correspondido.
Por eso, el despertar ha sido amargo
al ver que todo ha sido fantasía,
que el beso se evaporó llegando el día
dejándome una huella de letargo.
Sueño y realidad me traicionan a porfía.
Esto no es una queja, es como un dardo
y no quiero volver a soñar el beso en otro día.
Emilio García del Nido.
7-agosto-2.007.