LA HABITACIÓN

 

 

 

 



No encontré las ventanas en esa habitación,
con la puerta cerrada, mirando sin mirar
busqué en el pensamiento a aquel por quien rezar
y me encontré a mi misma y a la desolación.

Habitación sin ruidos, sin vida, sin canción
desierto sin arena, olas presas sin mar,
yermos prados sin flores, sin labios que besar,
envuelta en el silencio, flotando la traición.

El ángel con su espada derribó aquella puerta
saliendo presurosa de esa carcel maldita
dejando el equipaje, ungida de esperanza.

Y corrí hacia los montes, hasta la tierra cierta
olvidando las cruces mas con agua bendita
que bañó mis heridas mientras la rueda danza...




Sofía Martinez-Avellaneda
11 de diciembre de 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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