FALACIAS

 

 

 

 



Y todo se quemó, ardió la tierra
bajo el fuego voraz que todo arrasa,
no quedó ni el cimiento ni la casa
sólo negror de infierno que se aferra.

Otra vez a empezar, ver otra sierra
volviendo a replantar en tabla rasa,
volviendo a ver aquello en que se basa
la postura final que nunca aterra.

Y el hombre comenzó desde la nada
siempre feroz y humilde, con sudores
soñando con el sol en la alborada.

Aprendió de la historia los valores
y el sabor de los besos de su amada
renegando asqueado de colores...



Sofía Martinez-Avellaneda
27 de noviembre de 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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