Cuando naces marcado llevas sello
de la muerte esperando silenciosa,
nadie sabe los años que afanosa
mostrará ese final que nunca es bello.
A veces la llamé con desespero
y pasaron los tiempos sin venir
ahora que no deseo ya morir
me dice cada noche: aqui te espero.
Ignorante nací y volveré
al seno de la tierra en la ignorancia
porque poco aprendí, sólo la infancia
nos muestra algún paisaje del por qué.
Mas siempre he conservado mi gran fe
y el amor que le da toda sustancia,
un amor que no empece circunstancia,
por encima del mal, de lo que ve.
Quizás ello modere mis pecados,
mis errores, mis malos pensamientos
y espero confiada, sin lamentos,
que en la hora final sean perdonados...
Sofía Martinez-Avellaneda
4 de noviembre de 2007.