Los brujos le miraron con temor,
aquel ser sonrió con ironía
convirtiendo la noche en pleno día
y escaparon deprisa con pavor.
Conocer aquel énte fue un honor,
su poder y bondad lo merecía;
tan sólo soy un hombre, me decía,
pero llevo de escudo un gran amor.
El amor es el todo poderoso
que vence iniquidades y convierte
al hombre más cobarde en un coloso.
Un torrente, sus aguas siempre vierte
al lago que le espera en amoroso
abrazo traspasando hasta la muerte...
Sofía Martinez-Avellaneda
2 de noviembre de 2007.