HOLOCAUSTO

 

 

 

 

 

Entre llamas sin fin se consumieron
las naves garantía de un regreso
pues nada ya importaba, sólo el beso
cegador de las mentes que no vieron.

Ligaduras de amor lo consiguieron
-holocausto de entrega sin receso-
esperandose unir con tal suceso
a aquel ser que sus ansias eligieron.

¿Merecía la pena?, no lo se,
turbulencia es estar enamorada
que arrastra sin piedad con su gran fe.

En desnudez quedó por ser amada
dando cuanto tenía sin porqué
en sumisión total..., enajenada.





Sofía Martinez-Avellaneda
13 de abril de 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

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