AMIGO TE LLAMASTE Y ME PENSABA

Amigo te llamaste y me pensaba
ser cierto que podrías muy bien serlo.
Mas veo que fue falsa aquella idea,
erré completamente el pensamiento.

Las buenas amistades no traicionan,
tampoco desconfían de tus hechos.
Son cosas demostradas por la vida;
se caen, quieras que no, por propio peso.

Al cabo de los años me doy cuenta,
¡estúpido de mí, siendo ya viejo!,
que amigos en la vida sólo hay uno:
Aquél que cada cual lleva en su cuerpo.

El resto mira siempre a su avenencia,
te vende y no regala ni su tiempo.
Si tienes un platal vienen a miles;
si no, caminarás en un desierto.

Regalos por doquier cuando eres rico.
Elogios, homenajes, ¡qué estupendo!
Mas todos marcharán si se dan cuenta
que aquel bolso de ayer hoy no está lleno.

Desnudo nace el hombre y de tal guisa
un día ha de yacer. Si en ese entierro
la gente se acumula es que dio a todos;
si nadie te acompaña, fuiste un necio.

Más necio fue quien dio lo que tenía,
pensando así comprar cariño bueno;
el oro es como miel que atrae moscones.
¿Vacío se halla el tarro? Ya se fueron.

Es triste realidad pero es certera,
tened como seguros mis consejos.
La boca ha de tenerse bien cerrada;
hablar sólo te causa sufrimientos.




Francisco Escobar Bravo
22 de julio de 2007

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