ME ENCONTRÉ CONTIGO ANOCHE

 

Me encontré contigo anoche,
te pegunté lo que hacías;
me respondiste que sólo
saludar a gente amiga.

Lo cual nada malo tiene,
no es preciso que lo digas,
aunque se tenga un amante.
La amistad es cosa digna.

Mas pensando en el pasado
y tornando por pasiva
la explicación que me diste,
no usaste de igual medida.

Pues a saludar yo entraba
igual que tú, sin malicia;
pero, usando otro rasero,
pensaste que era mentira.

Es difícil, realmente,
ser juez e impartir justicia;
sobre todo si quien juzga
a sí mismo no la aplica.

Por eso yo no te juzgo,
porque muy mal juez sería
pensando en que hiciste caso
de engaños y felonías.

Tú no tuviste la culpa.
O acaso, sí. Pero, mira,
olvidemos el pasado
que igual el fuego se aviva.

Porque me sigues queriendo
aunque no quererme finjas,
ya que amores como el nuestro
no son de los que se olvidan.


Francisco Escobar Bravo
12 de junio de 2007

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