NO SUEÑES, CORAZÓN, DUERME TRANQUILO

 

No sueñes, corazón, duerme tranquilo;
muy pronto ha de venir la que tú esperas:
Mujer que dé vigor a tus latidos;
estrella de tus noches, compañera.

No seas impaciente, pues muy pronto
mi cuerpo ha de fundirse con el suyo;
mi voz una canción plena de gozo
habrá ya de entonar en un futuro.

Y el día que la muerte me reclame,
sus labios besarán mi muerta boca;
quitándole el dolor a tan cruel trance,
llevándome directo hacia la gloria.




Francisco Escobar Bravo
15 de abril de 2007

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