RADIANTE TENGO EL ALMA
Radiante tengo el alma, enamorada;
al cabo tu perdón he conseguido.
Me resta que ahora quede en el olvido
la frase que escribí en la madrugada.
Maldigo aquel momento en que, cegada
mi mente por su amor, di el resoplido;
mas puede ser mejor, me has conocido
y sabes que soy hombre antes que nada.
No quiero ser amado por poeta,
mis versos no son cebo para peces;
ni quiero utilizarlos de escopeta
que caza a la perdiz. Aunque hubo veces
que sí que me he servido de esa treta;
mas tú, por tu bondad, no lo mereces.
Francisco Escobar Bravo
11 de abril de 2007