EL DOS DE MAYO

 

Amaneció la mañana,
hace ya doscientos años;
ante el Palacio Real
la gente se está agolpando.
Una Infanta ya ha partido,
pero un coche está parado
como a la espera de alguien...
¡A un niño quieren raptarlo!
Es el Infante Francisco,
el benjamín del Rey Carlos;
el pueblo se ha dado cuenta
de que pretenden llevárselo
y al grito de: - ¡Nos lo llevan! -,
se lanza contra el Palacio.
Los granaderos franceses,
esos odiados gabachos
que son dueños de Madrid,
y como amigos llegaron,
disparan contra las gentes.
Resuenan los cañonazos.
Murat ha dado la orden
de dar final al escándalo
y por la Plaza de Oriente
corren, huyendo, los majos.
El Parque de Artillería
también despertó temprano,
los cañones a sus puertas
han sacado los soldados
y lleno de barricadas
ya se encuentra todo el barrio.
Era la cosa sabida
y el pueblo, ya más que harto,
se ha echado pronto a la calle
a ver qué pasa. Un disparo,
salido de una ventana,
mata a un francés a caballo.
Avanza presta la tropa
y ocurre el encontronazo.
Un día queda en la Historia:
¡Amaneció el Dos de Mayo!



Francisco Escobar Bravo
2 de mayo de 2008

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