VERGÜENZA ME DA PEDIR

 

Vergüenza me da pedir,
mas no existe más remedio.
¡Qué tristeza es mendigar
para quien tiró el dinero!

Dispuse de una fortuna
siendo sólo un jovenzuelo.
Y ahora, ya ves, mendigando,
cuando comienzo a ser viejo.

¡Los cambios que da la vida!
¡Tener que vivir de un sueldo
escaso y vil! Y de un jefe
el capricho obedeciendo.

Fue por mi mala cabeza,
por no aprovechar el tiempo.
No preví para el mañana,
pensé que estaba muy lejos.

Siendo joven no se tiene
en cuenta más que los sueños,
pero nunca en realidades
se suelen convertir estos.

Y hoy me veo suplicante,
con mi orgullo por el suelo.
No tuve que gastar tanto,
tuve que andarme con tiento.

- ¡Que me quiten lo bailao! -.
Dijo el tonto, satisfecho.
¡Qué bailes ni qué ocho cuartos
si hoy pasas hambre! ¡So lelo!

Mas pocas veces se aprende
al ver los males ajenos.
Uno mismo ha de vivirlos.
Si no, no estamos contentos.



Francisco Escobar Bravo
20 de febrero de 2008

VOLVER