NO ME PIDAS AMOR, NO PUEDO DARLO
No me pidas amor, no puedo darlo.
Lo robó una ladrona hace ya tiempo.
Me dejó el corazón hueco y vacío,
convertido en erial sin fruto y yermo.
Se llevó mi bondad, mis ilusiones;
mi ansiedad de vivir, todos mis sueños.
Me olvidó sin piedad y fui un cobarde:
No luché con valor, quise haber muerto.
Lo demás con los años se ha marchado
y hoy me miro con pena en el espejo.
Pero, en tanto, la ingrata se divierte;
del querer no conserva ni el recuerdo.
Aún la escucho a menudo y no quisiera.
A decirle tres cosas ni me atrevo.
¿Para qué discutir por algo inútil?
Que me ignore, mejor, allá a lo lejos.
Es por ello, mi bien, que te lo digo:
No me pidas amor, pues no lo tengo.
Mi caudal se extinguió completamente.
Lo agotó esa mujer, lo dejó seco.
Francisco Escobar Bravo
12 de febrero de 2008