LOS SUEÑOS DEL VENDEDOR
Oscuro, hosco y tristón comenzó el día.
La lluvia se adueñó de la mañana.
Las horas transcurrieron lentamente,
haciendo eterna y larga la jornada.
El pobre vendedor estaba triste,
a toda rapidez todos pasaban;
el frío y la humedad eran intensos
y nadie a comprar algo se paraba.
Es sabio el refranero cuando afirma:
- Mojadas las aceras, corta caja;
ya llegará el verano y bien lustrosas
de nuevo han de volver a estar las vacas. –
Y sueña, y hace planes para entonces,
en cuánto venderá; de cuánta plata
podrá tener con suerte en el bolsillo
si un día, al hacer sol, la gente para.
Francisco Escobar Bravo
11 de enero de 2008