EN TARDE MUY FELIZ ME HALLÉ UN PRESENTE

En tarde muy feliz me hallé un presente:
Tu cuerpo estaba ayer apasionado.
Con ansias me acerqué y así, a tu lado,
se fueron las angustias de mi mente.

Llegué hasta no acordarme de la gente
que en número grandioso se había echado,
pidiendo hagan justicia a un desalmado,
al centro de Madrid. Era imponente.

Lamento que su afán no es como el mío.
Entiendo su actitud y la respeto,
mas huyo del tremendo vocerío;

prefiero tus caricias en secreto.
Del burdo pareado desconfío,
mejor hoy te dedico este soneto.

En él digo en concreto
que siempre te tendré por compañera.
Del resto opinaré que no es manera.


Francisco Escobar Bravo
11 de marzo de 2007

VOLVER