IN MEMORIAN DE NUESTROS PARACAIDISTAS
  MUERTOS EN AFGANISTÁN
    Bombas que cortan de cuajo, 
    alevosas y cobardes, 
las vidas de dos soldados 
que vierten, ¿por qué?, su sangre. 
Bombas que el Destino puso 
en su vivir… Quizás alguien 
pueda explicarme el motivo 
de que asesinen y maten. 
Dos valientes yacen muertos 
en muy lejanos parajes 
donde un día los llevaron 
los manejos comerciales. 
¿Hay quien explique las causas 
de esas muertes a sus madres? 
Fue su sino y fue su suerte… 
Mas tal causa no les vale. 
No defendían su tierra 
ni a su país. Sí al montante 
de las ganancias soñadas 
por banqueros insaciables. 
Y así han perdido la vida 
- de valor haciendo alarde – 
por cuatro cuartos de nada, 
por un sueldo miserable. 
¡Que no me vengan con cuentos, 
no lograrán engañarme! 
Difícil es que me expliquen 
la muerte de esos chavales. 
El caso es que ya están muertos… 
¿La razón? ¡Cualquiera sabe! 
En asiáticos terrenos 
Ecuador y España yacen. 
Bajo la misma bandera, 
bajo idéntico estandarte 
que sin temor defendieron 
con valentía y coraje. 
- ¡Gloria a Dios en las alturas, 
paz en la tierra!-, aquel ángel 
cantó en Belén una noche. 
¡Pues nadie escuchó aquel cante! 
Porque las guerras prosiguen, 
porque no hay Dios que las pare; 
porque el hombre es asesino 
desde el momento que nace. 
Dos soldados españoles 
muertos fueron sin combate. 
Esta noche el Madrid juega 
y lo que importa es que gane. 
Que aquella sangre vertida 
ya no es asunto de nadie. 
Son cosas que a veces pasan 
y no pueden remediarse. 
    
    
        
    
                                                      
Francisco Escobar Bravo
  27 de septiembre de 2007