LA MENDIGA
Pasaba mendigando la gitana,
el niño iba prendido de su mano;
su llanto y su rogar eran en vano,
pues todos le observaban con desgana.
Pasó muy lentamente la mañana
y tuvo poca suerte; ni un cristiano
se quiso conmover ni ser humano,
ninguno quiso verla como hermana.
¡Bendita caridad! Ya no se estila,
se nota que pasada está de moda.
La gente ve llorar y hasta intranquila
prosigue su marchar, pues le incomoda.
No piensa, no sopesa ni cavila…
El prójimo, si sufre, ¡que se joda!
Perdón por lo procaz, no es mi costumbre;
mas usa esa expresión la muchedumbre.
Francisco Escobar Bravo
4 de septiembre de 2007