HELADO ME QUEDÉ, VAYA SORPRESA
Helado me quedé. ¡Vaya sorpresa!
Pensando aconsejar, salí escaldado.
Culpé de lo ocurrido a mi pasado,
mi mente de esa idea quedó presa.
Se dice que se alivia quien confiesa
lo grande y la maldad de su pecado,
mas pienso que es refrán equivocado:
El alma, tras pecar, no queda ilesa.
Quizás es que es vital, aun siendo duro,
pasar en esta vida un Purgatorio;
hallado está el perdón, pero aventuro
que limpia esté ya el alma es ilusorio.
Pretendes olvidar el acto impuro,
mas siempre a tu magín vuelve notorio.
Francisco Escobar Bravo
24 de julio de 2007