Mi corazón se derrama a popa
epifanías entre chorros de caldo
y busca a proa el sueño
en aquella velada de historias,
donde cada uno pinta su cuadro
a su forma y sin reparos...
La resaca marcada como aurora
entre estertores
de una muerte anunciada,
sin juicio de valores,
solo el dogal y la cuerda,
a mi cuello fuertemente apretada.
Alguien grito entre la noche:
¡Por Díos escucharlo,
un proceso sin defensa,
pero no hay cadáver, ni prueba
que su crimen avale, respetar su verdad
y esa quilla retirar...!
Dejar pasar el tiempo, que ese mismo tiempo
será quien hablara...
Muda noche de largos cuchillos
arrastras cadenas como fantasmas
que se ríen con resaca
y espasmos estomacales...
Mientras las olas en aquelarre
entonan su abracadabra
para que cese en mi corazón,
ese babeo de noche y sangre...
Carmen-Octubre-2006