LA HORA NONA

 



Osada luz; llegabas cada día
cubriendo con tus rayos tentadora,
me empapabas, lo hacías retadora
logrando revivir el alma mía
y mientras, mi ignorancia se atrevía
a juzgarte cruelmente de traidora.
Nunca fuiste, lo sé, la pecadora
pues solo me prestabas tu osadía.

Cuan boba puede ser una persona
que hablando de la luz me la desprecia
creyendo que al brillar en hora nona
no es buena para amar con excelencia.
Pues afirmo con voz casi temblona
que aquella que lo crea… debe ser necia


Joaquín Pérez de la Blanca y Vida.
7-febrero-2008.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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