AUSENCIA

 


(A mi amigo Brandy)


Abrí los brazos
y encontré el vacío entre ellos.
Puse al acecho mis oídos
queriendo captar algún sonido,
nada oí, hermano,
ni ruidos conocidos, ni aquelarres silenciosos
tampoco jadeos desesperados, arrítmicos, descontrolados…

Anhelaba verte
y solo vino a mi encuentro
algún eco olvidado entre las esquinas
recordando risas infantiles
y sutiles lamentos de penas, desencantos,
quizá algún pregón conocido
o silbido lejano de llamada.

Vi sombras deformadas como polichinelas alocadas
danzando entre columnas y quicios de ventanas
pero ninguna era la tuya, alegre y suplicante,
amorosa y fiel,
tal vez los ojos húmedos me impedían
distinguir tu inconfundible figura,
pero no me hacen falta ojos ni retinas
porque yo te llevo en el alma impreso,
como grabado a fuego lento.

No hay lágrimas suficientes para borrar tu imagen
y pasará el tiempo,
regresará gozosa la aurora
y saldrán de nuevo los soles, las lunas,
y una trémula margarita de rayos argentosos.
Reverdecerán los palitos secos de la ramas con que jugabas
y con ellos llegará el esperma de la felicidad
engendrando nuevas vidas…

Nacerá un nuevo mundo
donde tendré que aprender a vivir de nuevo
sufriendo tu dolorosa ausencia.

(A mi perro, fué el más fiel y querido amigo)

Joaquín Pérez de la Blanca y Vida.
6-agosto-2007 .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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