A MI ESPOSA

 

 

Por infinito tengo el zarco cielo,
soy legendario, por Platón, atlante,
si bien he fenecer en triste suelo,
te buscaré y serás mi dulce amante.

Emergeré del fondo con anhelo,
y por Cervantes, en hidalgo andante,
tendré mi Dulcinea en terciopelo,
con ella subiré al edén de Dante.

Ni Beatriz o Aldonza, ni fantástica
figura celestial o perniciosa,
sino mujer cabal, real, romántica.

¡No buscaré, la tengo, eres mi esposa!
a la que quiero de manera ecléctica,
por tu bondad alegre y deliciosa.



Carlos
14 de febrero de 2008

 

 

 

 

 

 

 

 

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