Eres guitarra, como temblorosa
mujer, que siendo por ardientes manos
ceñida, emana amoríos galanos,
con toques de armonía deliciosa.
Febril a su cintura cariñosa
se abraza, y con los dedos artesanos,
saca de sus entrañas, los lozanos
toques que salen de piel voluptuosa.
El roce de las cuerdas le produce
la conmoción de los sensuales senos,
y a la catarsis de placer le induce.
Son ratos dulces de pasión, rellenos
de mística que su alma la conduce
a paraísos de éxtasis amenos.
Carlos
18 de enero de 2008