EL EBRO

 

 

El Ebro está furioso, el agua sobra
porque su cauce no acoge el caudal
y el mar la absorbe por esta feudal
forma en politizar su clemente obra.

Se ahogan en su sangre, ¡que zozobra!,
la sangre de la tierra, gran raudal
que sus cultivos torna en secadal
por la indigna e insólita maniobra.

Misericordia es dar agua al sediento.
No es petición absurda ni veleta,
derecho propio, nada de avariento.

Es derecho adquirido preso a treta
por la venganza vil y el asimiento
hostil a la política que inquieta.

 


4 de abril de 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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