AL LADRÓN

 

 


Me robaste mi única pertenencia
por pasar un rato de diversión,
ebrio o drogado, hurtas mi posesión
me dejaste en absoluta carencia.

Te cebaste sin ninguna clemencia
en mi coche, con mala perversión,
no mereces ninguna compasión
por tu absoluta y aviesa demencia.

Será caritativa tu ascendencia,
eres mal nacido de condición
no recibes de mi, ningún perdón
ni de la sociedad la complacencia.

No espero nada de ti, ni justicia,
al delincuente la indulgencia ampara
y al perjudicado lo desampara
sin solución ni ninguna clemencia.

No te conozco pero lo desearía
y decirte cara a cara tu traidora osadía
que cometiste con nocturnidad y alevosía.



Domingo, 16 de abril de 2006.

Carlos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VOLVER