Te cubra con su manto de color 
          esta estación tan bella, primavera 
          dulce que toda sangre, con calor 
y amor, la glorifica, iza y altera. 
Proteja tu vivir, como la flor 
que en su maceta no se desespera, 
y para darte gozo con su olor, 
el agua con paciencia y sed espera. 
La dicha siempre como sombra siga 
tu caminar sencillo y despejado, 
sin que ningún embrujo te persiga. 
Y si encantada fueras, repujado 
en tu dorada piel, que Dios bendiga, 
quede el embrujador, así embrujado. 
        
         Carlos
          29 de abril  de 2008