Nací de la mujer, mi madre, parió,
y tengo por consorte otra tan virtuosa
que mi linaje con dolor infirió,
a ambas les rindo, mi entrega respetuosa.
Viví para ella y con esta relució
y brilla mi existencia tan afectuosa.
Una con gozo y alma, me amamantó,
la otra es la luz, que alumbra tan majestuosa.
A todas las demás, mi fidelidad
y rendibú, pues tienen, por su sapiencia,
derecho a su vivir, con la dignidad
que le otorgó la altísima providencia,
para buscar su dicha y felicidad,
con libertad y lejos de la violencia.
Cobarde es tu tendencia,
tratas a la mujer con brutalidad,
tú no eres digno ni mereces clemencia.
Carlos
4 de marzo de 2008