LA MAJA VESTIDA - LA MAJA DESNUDA


FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES
(1746-1828)

Lienzo (95x188 cms)
Escuela Española
Siglo XIX
Sala 89 - Museo del Prado - Madrid

El nombre de "majas" con que se conoce a estas dos pinturas es una denominación reciente, aun cuando ciertamente el término era del siglo XVIII; con él se denominaba a las mujeres de esa clase social baja madrileña que se caracterizaba por una cierta libertad de costumbres y un típico desparpajo popular en el trato.

Pero estas pinturas figuraban con el nombre de "Gitanas" en el inventario de los bienes del ministro de Carlos IV, Manuel Godoy, que fue su primer propietario.

Se supone que formaban un juego pícaro frecuente en la época, en el que la Vestida cubría a la Desnuda. Sorprende cómo el atuendo que porta la Maja Vestida se ciñe de tal modo a sus formas que se ha llegado a decir que parece más desnuda que su compañera.

Ciertamente, la técnica empleada por Goya también acentúa este aspecto: las pinceladas con que pintó la Vestida, sueltas, pastosas y muy libres, chocan con la pulida perfección académica de la Desnuda.

En los dos casos poco tiene que ver la cabeza (con ese rostro burlón y poco hermoso) con la belleza de los cuerpos representados.


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Las pinturas fueron de Godoy. Las compró en la subasta que se hizo después de la muerte de la Duquesa de Alba. Posteriormente fueron incautadas y pasaron a ser de propiedad real. La Santa Inquisición las consideró lascivas. Para eludir la persecución, los desnudos solían esconderse en las estancias de sus propietarios, que los enseñaban a sus invitados en fiestas y celebraciones.

Los cuadros fueron pintados hacia 1.797-1.800. Han pertenecido a la Duquesa de Alba, a Manuel Godoy, al Rey Carlos IV y, por último, al Patrimonio español.

La identidad de la mujer pintada es un misterio. Se ha especulado con la posibilidad de que fuera la entonces Duquesa de Alba, debido a los amores de Goya con ella. Otros identifican a la retratada con Pepita Tudó, amante de Godoy. En realidad no sabemos quién fue la joven que Goya pintó. Parece que el autor, de alguna forma, ocultó a la mujer bajo una máscara. El rostro es poco agraciado, de mirada gélida y cejas pobladas; sus labios esbozan una leve sonrisa burlona de cierta picardía. La cabeza está mal colocada en el cuerpo, como impuesta o añadida.

Goya ha sabido captar con gran precisión y sagacidad la personalidad y rasgos psicológicos de sus modelos femeninos. El Prado ha reunido a reinas, aristócratas, majas y brujas del universo goyesco. Sea como fuere, a la maja desnuda se la considera una obra maestra del genial pintor aragonés, y hoy sigue siendo uno de los principales atractivos del Museo del Prado. Esta obra es uno de los escasos desnudos que se conservan en nuestra pintura. Seguramente, desde el punto de vista académico y de la técnica, la maja vestida sea superior. Pero el encanto del recogido y misterioso erotismo de la maja desnuda es insuperable.

Goya viste y desnuda el cuerpo de la mujer y también sus sentimientos y su alma.

José Ignacio Martínez Martín

R E F E R E N C I A S :

-- MUSEO DEL PRADO . MADRID . ESPAÑA.

-- EL PRADO BASICO . Rogelio Buendía.

-- GUIA OFICIAL DEL MUSEO DEL PRADO .

-- DESCUBRIR EL ARTE . LAS MUJERES DE GOYA. Nº 33 .


http://museodelprado.es/

 

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