Esperanza de Triana

Y de pronto se ha callao
el sonar de las trompetas
y allá a lo lejos se escucha
el cante de una saeta.

Ya los fieles se apretujan
en las aceras del puente
que parece que se cae
del peso de tanta gente.

Y es que tó el mundo desea
volverla a tener en casa,
mientras le gritan llorando
¡Esperansa!, ¡guapa!, ¡guapa!

Ya se va oyendo a lo lejos
el redoble de tambores,
y por toas partes se huele
a incienso, romero y flores.

Y entre el bullicio y el llanto,
desde un balcón con masetas,
se oye en tó el río, con fervor,
el cante de la saeta.

Unos gimen, otros rien,
otros empujan pa vé
lo más bonito der sielo
que al mundo vino a nasé

Y la Virgen, despasito,
mu cansaíta y gitana,
va volviendo a poco a poco
a su querida Triana.

¡Que triste viene la pobre,
que molía y que cansá,
de tanto llorar siguiendo
al Hijo a la Catedrá!

To er mundo llora con ella,
toa Triana es un clamor
de ver a su Virgen bella
llena de tanto dolor.

Y en silencio ya se escucha
la orden der capatá,
"llevarla con cudiaíto...
no se vaya a lastimá".

¡Mi Esperanza marinera!,
¡Madre bendita de Dios!
¡Tienes carita de pena!
¡Y vas repartiendo amor...!

Antonio Pardal

 

 

 

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