Regatos
son las lágrimas que surcan
el alma, cual cuchillos lacerantes,
llegado ya al final el caminante
que intuye la negrura de la tumba.
Regatos
muy sangrientos, pues rezuman
cansancio agotador por el desgaste
de siempre perseguir, ineluctable,
el vano sinvivir de eterna ruta.
¿Merece
ya la pena caminar
ahogado en torrenteras de agonías
sabiendo que está próximo el final..?
Y
piensa, ¿que vendrá tras esta vida?
¿La nada de un mal sueño harto fugaz?
¿O el orto de una inmensa sinfonía?
©
Antonio Pardal
Rivas
12-12-08
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