SOLEDADES |
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Simiente
ayer sembrada en sus entrañas
prodigio de la dicha y el amor cual bello gineceo de una flor nacida sin espinas ni cizañas. Mas pronto se cambiaron por extrañas astillas lacerantes de dolor que helaron ese fuego abrasador bañando de rocío mis pestañas. ¿Por qué desde el amor y la ternura surgieron esas frías oquedades ocultas en perversa noche oscura? ¿Por qué tamaño error, si sus beldades me hicieron esperar la hermosa albura de frutos que endulzasen soledades?
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