ABORTO |
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Gritó
al cielo una noche de locura
gemidos de placer en sus entrañas, sintiendo penetrar flores extrañas, simiente germinando en su cintura. Fue un éxtasis de gozo. Singladura de vida que afloraba en las marañas de su ser. Más el tiempo, y las arañas de egoísmo, mataron la ternura. ¡Madre,
quiero vivir, no me rechaces! Mas
solo hubo un silencio por respuesta © Antonio Pardal Rivas 1-12-07
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