MADRUGADA - dactílico-

 

 

 

 

 

 

 


La madrugada nos cubre en su manto
y allá a lo lejos se escucha el gemido
de alguien que vaga en la noche, perdido,
sin encontrarle remedio a su llanto.

Lejos, muy lejos, con luz de amaranto,
brilla la luna con leve latido,
mientras el mundo descansa dormido
y el ser humano se ama entretanto.

¡Dulce es la noche y su fiel madrugada,
siendo de cuerpos desnudos la hora
en que se enlazan con danza embrujada

hombre y mujer mientras llega la aurora,
cuando de dicha se muere la amada
bajo el puñal que su cuerpo perfora!

© Antonio Pardal Rivas

10-09-07

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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