Te
busco en lo más hondo de mi copa
recordando los días del ayer,
cuando tú me besabas como loca
en las horas del dulce atardecer.
Añoro
con tristeza tu mirada
y sigo pesaroso mi destino,
con mi cara de lágrimas bañada
tratando de olvidarte con el vino.
Aún
no sé los motivos de tu olvido
ni el por qué me trataste con despego,
si nadie como yo a ti te ha querido
y de tanto quererte estaba ciego.
Hoy
curo mi amargura en la botella
que calienta mis tristes noches frias
tratando de borrar la acerba huella
que dejaste en mi pecho aquellos días.
Mas
siempre llevaré la oscura sombra
que me empuja a querer volver a verte
pues nada en esta vida ya me asombra
después de la agonía de perderte.
¡Oh,
divino licor que elevo al cielo!
¡De Baco la purísima mixtura!
¡Te bebo y como ave herida vuelo
tratando de olvidar esta tortura!
¡Hoy
brindo a tu memoria y a mi pena
con el alma plagada de amargura,
sin saber si mi vida aún es terrena
o te aguardo en angosta sepultura!
©
Antonio Pardal
Rivas
26-08-07
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