DESPEDIDA |
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La
edad mi decadencia ya me anuncia
y al fin del dulce numen me condena, pues pulso un arpa huera que no suena, presagio de un final y una renuncia. Es nítido el silencio que denuncia el rápido acabar bañado en pena de aquella inspiración dulce y serena del viejo corazón que se pronuncia. Llegado es el momento de marcharme pues no alcanzo a plasmar ya la belleza y no quiero engañaros ni engañarme. Me expreso ya con gélida torpeza. No siento ni el deseo de quejarme, pues solo me motiva la tristeza. ©
Antonio
Pardal Rivas
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