Hoy tuve el sueño más triste del mundo.
Ya no me amabas y habías marchado.
Mi corazón se quedó abandonado,
solo y hundido en un pozo profundo.
En la tiniebla caí moribundo
al comprobar que me habías dejado,
cuando mi amor a ti solo fue dado
y lo perdía en un solo segundo.
Por la mañana, despierto y gozoso,
te vi cual angel yaciendo en el lecho
y mi garganta lanzó un gran gemido
al comprender que era un sueño engañoso,
porque tu amor se pegaba a mi pecho
y descansaba conmigo dormido
©
Antonio Pardal
Rivas
23-02-07